lunes, 16 de febrero de 2015

¿Quién superaría tal perfección?

Escribo, borro. Puntos, comas. Y aquella sonrisa que he logrado hacer aparecer en mi rostro sin siquiera pensarlo, debo agradecerle a cierta persona tener tal capacidad para alegrar esta última parte tan oscura de mi vida sin aviso previo y hacerlo, por excelencia casi irreal, demasiado bien. 
He guardado tanto qué arriesgar. Sin embargo, hoy lo apostaría todo, sin recapacitar cómo perderlo. Francamente, jamás he estado tan dispuesta a perder por alguien. No me interesaría, no si puedo ver aquella sonrisa y esos ojos soñadores achinarse al sonreírme con tal frescura. 
Ha sido tan extraño, pero supo ser justo lo que necesito. Es exactamente lo que necesito, ¿y a quién debería interesarle? Si no hay nada que logre quitar esta bendita sonrisa de mí rostro, ni aquella ilusión de tu mirada. Ya lo es todo, ¿no? Conseguir el mismo cielo abrazador solo en un par de brazos. 
Ya nadie logra que sonría con tal sinceridad, solo tu voz dulce diciendo algunas palabras lindas, porque ha sido todo lo que pudo decirme. Nadie ocupa lugar en mis pensamientos, tal vez sea porque no podría pensar en alguien más sin compararlo contigo y... ¿quién superaría tal perfección? 

martes, 6 de enero de 2015

Mínima acción.

Nadie me lo puede negar, porque es la única verdad a la que me he aferrado. Si tú no encuentras consuelo en nadie más, es porque nada ha muerto, al menos no en ti. Y si llamas cada vez que algo te hace sentir mal, solo opto por pensar que es costumbre, pero no es necesario mentirnos si vamos a hablar con total franqueza, la única que ha sabido consoltarte sin decir nada de más, he sido yo. 
Pero... todo se ha reducido a esa mínima acción y tú sigues sosteniendo que las cosas pueden funcionar, que el amor sigue allí, pero el amor es amor mientras no esté roto. Ya no confío en nada que venga de ti, ¿y qué es el amor si no hay confianza? Pues, nada.
Te perdoné y podría perdonarte toda la vida, pero jamás volver a confiar en nada que salga de aquella mentirosa boca. 

jueves, 25 de diciembre de 2014

Obligada a mirarte, porque, ¿qué más mirar si no es tu belleza embriagadora? La dulzura conjunta de aquellos ojos enchinados al sonreír con tanta libertad, pareciera ser un pecado perder tiempo admirando algo demasiado parecido a mis sueños más perfectos.
Sin embargo, nada se ha dejado ir. Todo está en mi mente y no parece querer salir. Casi como un error, pero los recuerdos siguen allí, porque... pensándolo bien, debió suceder lo que sucedió y debí conocer que besarte era tocar el cielo.
Debe ser la locura, agradecida eternamente de ello, quien me permite verte tan cerca, tan lindo, tan exacto a lo que pedí. Porque debo admitirlo, sin soportarte, estaría dispuesta a la eternidad.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Porque el primer amor, jamás vuelve...

¿Qué sabe la chica triste de finales felices? ¿Qué enseña de alegría cuando la oscuridad inunda su alma? Con la fuerza de un torbellino y la paciencia de la sabiduría, sola y su alma triste baila los compases monótonos y sufridos de aquella vida prestada.
Todos sus poemas portan las palabras de él, sus recuerdos y dolencias, la soledad en compañía y el amor tortuoso que marcó las profundidades de aquella alegría inocente y rozagante. “Juntos por siempre”, ella lo repitió tanto y en un momento no lo creyó nunca más. Porque quien quiera quedarse junto a ella deberá repararla y, ¿quién querría hacerlo?
Abrazada a la tristeza de aquellos ojos negros que hoy ya no la miran, sola y triste. Porque el éxito es frío y ella lo tiene, tiene las palabras, los halagos, las sonrisas y el enorme vacío del talento y el éxito cuando se está en soledad. De tanta alegría y color, nada está dentro, ella solo es la estructura, lo demás… se lo regaló al amor.

Nadie le presta alas otra vez, ni sonrisas sinceras. Los oídos son huecos, escuchan sin atender, y los ojos son superfluos, no ven nada verdadero. Alguna vez volvieron a abrazarla, a tocarla, a besarla y todo aquello nunca llegó a su esencia, porque su alma está en otra parte, con otra persona, en otro tiempo. A veces sonríe, pero no recuerda el sonido de una risa verdadera. Ya no es la misma, porque el primer amor jamás vuelve, jamás se queda, jamás te devuelve todo lo que has entregado, creces e intentas olvidar, pero se ha llevado lo mejor. 

sábado, 4 de octubre de 2014

Lleva su sonrisa, su dolor y su condena.

Nada en sombras y florece, brilla y se marchita, pero renace con la fuerza de un torbellino y arrasa, en su naturaleza está el triunfo destinado y en sus ojos marcados por la derrota está el cansancio de quien lucha por lo que ama a ojos cerrados pero a corazón abierto. El riesgo de apostar, pero sin el ánimo ni el miedo de perder, porque la esperanza corre en sus venas y el destino ha logrado que gane mucho más de lo que perdió. 
Atrás de tantas fachadas y tantas capas de innumerables reacciones, risas y emociones, la verdad es como una pizarra en blanco, legible y clara, tan distinta a todo lo que los demás creen. Solo hay una pasión, un dolor, una esperanza y un miedo. 
El arte. El amor. La vida. El olvido. 
Lo querrá toda la vida, sin rencores, sin sombras, sin luces, en la naturalidad y la pureza de su honesta alma. Abrazará su recuerdo y llorará en la soledad de su naturaleza, sin dejar que nadie la consuele, porque así es ella. Lo amará en silencio, sin ser capaz de saltar al olvido y volver a florecer en el amor, alguna vez sin tiempo ni espacio, otra vez, porque ella a nadie pertenece después de su liberación. 
Caminará sus horas a ritmo y pensará. Pensará en él, en ella, en los demás, en sus ideas, en sus miedos. Guardará todo para sí y sonreirá, porque nadie puede verla caer, ella no caerá. 
Está sola y lo ama. A su soledad, la ama. Los ama profundamente en su herida, en su piel, en su sanidad, en su mente y en su corazón. Desde adentro hacia afuera y desde el contexto a su centro. No lo dejará atrás, pero sí libre, porque el pasado es inquietante y lo aborrece, pero su presente es parte de ello y no lo olvida. No olvida quién la trajo, ni por qué. Está sola, pero antes no lo estuvo y no lo extraña. 
Lo ama, como se ama a las cosas viejas. Con obsesión, cierto rechazo y una pizca de dulzura entremezclada con el gusto agridulce y salado de la tristeza y las lágrimas, del olvido y extrañar lo que fue, pero con la seguridad de que ya no será útil y solo está ahí por la necesidad de saber que en algún momento fue feliz. 
Su corazón late, su mente vuela y ella está de pie en tierra firme, con el ansia voraz que su naturaleza le dio para conseguir el éxito innegable. 
Tiene su honestidad, su amor inmenso por quien se disponga a seguirla en la vida sin cuestionar sus sueños. Lleva su sonrisa, su dolor y su condena, su olvido y sus apegos, pero allí avanza, sola y fuerte, sin doblegarse ante lo que vayan a imponerle. Es fuerte, se ama y no caerá.

Está jugando a la vida y juega bien, porque las reglas son la clave y ella las redactó sin olvidar detalles. Aprendió a dejar ir, a dejar pasar, a recordar, pero sin caer, porque ese es el fracaso, recordar en caída libre. Ella recuerda en subida, cuesta arriba, olvida y sigue. Así funciona, así ama, así vive. Sola y subiendo con el olvido a su derecha y la soledad a su izquierda. 

Patéticos.

Aún con toda la distancia del mundo, sé que sientes el vacío, el frío. Porque a pesar de entregarte todo, sigue siendo poco y no hay nada más. Ni allí, ni aquí, ni donde sea que intentes buscar algo, tu chica se ha ido y no regresará. Podemos correr, en su busca o en su pérdida, pero ella no está corriendo. Ya no soy la misma, ni siquiera soy y eso está bien para mí. Contigo no existo, porque no hay nada que pueda encendernos ya más, ¡qué vacíos y qué tercos! 
Te di mi alma, te di mi cuerpo, te di mi mente, mis ideas, mis miedos, mi fortaleza, mi risa, mi llanto, mi tiempo y mis oportunidades, mis sueños y mis mil y una caída, ¿no fue suficiente? Tus reglas son tan abstractas y yo soy tan obstinada. Aún siendo otra persona, la oscuridad te alcanzaría, porque la soledad viene de mi mano. Y tal vez ese sea el problema, que tú necesitas tanto y yo necesito tan poco. 
No está mal estar loca, ni siquiera está mal lo que hago o haces, pero sigue sin hacer gloria a mis principios y te aborrezco cada vez que te acercas, pero te atraigo como la flor a la abeja. Destructivos como solo nosotros podemos ser, pero el universo conspira en nuestras posturas totalmente opuestas. Como una bala perdida impactamos el uno en el otro y destruidos nos regozamos en quebrarnos más y más; ¿Eso es el maldito y paradójico amor? 
"Volemos", incitaste, pero es violencia mentir y huir, dejar las cosas en mitad y pisotear corazones con total autoridad y arrogancia. Es violencia pegar psicológicamente y reír de lo que alguna vez te hizo feliz, es violencia hablar y hablar, es violencia oír lo que quieres y evitar sentir o compadecerte de lo demás. Porque el infierno aguarda por tu violencia y no hay quién no arda en él. Pero no hago caso y sonrío, hablo y sonrío, lloro y sonrío, actúo y sonrió. Más allá de todo, venganza es sonreír y violencia es aceptarlo. 
Nos abrazamos, reímos, hablamos, nos besamos, hacemos el amor, lloramos, gritamos, peleamos, nos vamos y en mi interior el vacío se abre como una grieta enorme y tú quedas fuera, lejos y congelándote. No imaginas cuánto disfruto de aquello. Cada vez que me acerco y me quemo te vas más y más lejos, vuelves y te vas, vuelvo y te vas. Te vas, siempre te vas y esta vez ya no duele demasiado. 
Somos tan patéticos.

lunes, 7 de julio de 2014

Gloriosa.

I want money, power, glory.
Como en una película de malos. Revólver, tatuajes, sexo y drogas. Las noches en la ciudad son tan oscuras pero tan conocidas que no necesitamos instrucciones. Somos malditos, maldecidos, estamos inscritos en el lecho de la muerte y no nos importa, porque somos jóvenes con sueños.
Llevo mis uñas rojas y mi vestido negro, dices que estoy actuando como una "suicide girl", pero solo estoy intentando hechizarte. He salido de mi cuento con una fantasía y es la misma que tú sueñas, te he buscado, te he encontrado y no voy a soltarte. Un poco de poder y dinero podrán solucionar nuestro abismo.
Ninguna va a compararse, soy una chica triste y mala, pero soy tú chica. Mis virtudes las sobre pasan, mi mente, mi música, mi poesía. Soy una mujer malditamente libre, por siempre. Ellas son pequeñas perras, pequeñas piezas que no encajan contigo. Eres fuego, ellas son madera, yo soy más ardiente que tú. Puedes ir lejos, estar cerca, ignorarme o buscarme, la atracción es más fuerte.
Conoces la libertad, la conoces conmigo. Conoces nuestra felicidad, la conoces por mí. Todas las estrellas brillan por nosotros, las noches son largas para nosotros, el humo flota solo para nuestro baile, tus manos solo tiemblan para mí, cariño. Entonces, ¿eso no dice nada?
Me siento la reina del universo, y aunque no lo sea, nada se compara con las sensaciones que puedo describir, con lo que mis ojos ven, con lo que mis labios besan. Conocí la felicidad, conocí la pasión y no necesito más que eso. Soy tan fuerte, tan segura para ti. Soy linda cuando río, soy linda cuando lloro y sabes eso porque jamás lo has logrado. Irás, vendrás, tu mundo girará entorno a mí.
La otra no sabe quién soy, no entiende de pasiones, ni de noches en vela. No entiende de tu risa, de tu llanto o de tu seriedad. Ella es demasiado perfecta, pero fría. No se compara, claro que no lo hace. Pero entonces tú y yo somos la gloria, ella jamás aceptará eso.
Subimos y bajamos a destiempo, pero cuando subimos juntos, nadie nos pone el límite, cariño. Nadie. Somos pájaros libres y el tiempo es algo que no conocemos. La vida, las noches, los excesos, las risas, tantas manos, tantos labios, tanto de todo y tan poco de aquellas mujeres que a veces sueles creer tuyas.
Sonrío, sola y sin prisa, contenta conmigo misma y mi eterna y fiel soledad. Soy la mejor de todas ellas, soy la que levanta la copa y sonríe sin mirar cuál de ellas pasa hoy, porque siempre estoy aquí y tú, siempre, regresas. Soy infinitamente genial porque te conozco, conozco tus trucos y tus debilidades, sé más de ti que ellas y no me importa, porque fui tuya y ya no lo quiero. No quiero tu amor, no quiero tus besos, no quiero nada de ti, sin embargo, aún lo tengo todo para mí.
Tengo la gloria de conocer tu corazón al desnudo, lo he vestido y desvestido a mi antojo, lo he cuidado, lo he roto, lo he reparado. Te rescaté, te tiré, te usé, te valoré. Te quise, te amé, te odié, te extrañé, te ignoré, te aborrecí, te necesité. Siempre hemos regresado, hasta que decidí quedarme, tú vas y vienes, cansado y roto, a veces te reparo, a veces te uso como estás. Al fin de cuenta, siempre te vas.


No me importa nada, porque me has llevado a conocer la gloria de la frialdad.